Poema "Santiago" de autor desconocido
Esta noche ha pasado Santiago
Su camino de luz en el cielo.
Lo comentan los niños jugando
Con el agua de un cauce sereno.
¿Dónde va el peregrino celeste
por el claro infinito sendero?
Va a la aurora que brilla en el fondo
En caballo blanco como el hielo.
¡Niños chicos, cantad en el prado
horadando con risas al viento!
Dice un hombre que ha visto a Santiago
En tropel con doscientos guerreros,
Iban todos cubiertos de luces,
Con guirnaldas de verdes luceros,
Y el caballo que monta Santiago
Era un astro de brillos intensos.
Dice un hombre que cuenta la historia
Que en la noche dormida se oyeron
Tremolar plateado de alas
Que en sus ondas llevóse el silencio.
¿Qué sería que el río paróse?
Eran ángeles los caballeros.
¡Niños chicos, cantad en el prado
horadando con risas al viento!
Es la noche de luna menguante,
¡Escuchad! ¿Qué se siente en el cielo,
que los grillos refuerzan sus cuerdas
y dan voces los perros vegueros?
- Madre abuela, ¿cuál es el camino,
madre abuela, que yo no lo veo?
- Mira bien y verás una cinta
De polvillo harinoso y espeso.
Un borrón que parece de plata
O de nácar. ¿Lo ves?
- Ya lo veo
- Madre abuela, ¿Dónde está Santiago?
- Por allí marcha con su cortejo,
La cabeza llena de plumajes
Y de perlas muy finas el cuerpo,
Con la luna rendida a sus plantas,
Con el sol escondido en el pecho.
Esta noche en la vega se escuchan
Los relatos brumosos del cuento.
¡Niños chicos, cantad en el prado
horadando con risas al viento!
Poema "Limón" de Miguel Hernández
Oh limón amarillo,
Patria de mi calentura.
Si te suelto
En el aire,
Oh limón
Amarillo,
Me darás
Un relámpago
En resumen.
Si te subo
A la punta
De mi índice,
Oh limón
Amarillo,
Me darás
Chinito
Coletudo,
Y hasta toda
La China,
Aunque desde
Los ángeles
Contemplada.
Si te hundo
Mis dientes,
Oh agrio
Mi amigo,
Me darás
Un minuto
De mar.
Poema "Oda a la higuera" de Miguel Hernández
Abiertos, dulces sexo femeninos,
O negros, o verdales:
Mínimas botas de morados vinos,
Cerrados: genitales
Lo mismo que horas fúnebres e iguales.
Rumores de almidón y de camisa:
¡frenesí! De rumores
en hoja verderol, falda precisa,
justa de alrededores
para cubrir adánicos rubores.
Tinta imborrable, savia y sangre amarga:
Malicia antecedente,
Que la carne morena torna y larga
Con su blancor caliente,
Bajo la protección de la serpiente.
¡Oh meca! De lujurias y avisperos,
quid de las hinchazones.
¡Oh desembocadura! De los eros;
higuera de pasiones,
crótalos pares y pecados nones.
Al higo, por él mismo vulnerado
Con renglón de blancura,
Y orines de jarabe sobre el lado
De su mirada oscura,
Voy, pero sin pasar de mi cintura.
Blande y blanquea el sol, ennegrecido,
El tumor inflamable.
El pájaro que siente aquí su nido,
Su seno laborable,
Se ahogará de deseo antes que hable.
Bajo la umbría bíblica me altero,
Más tentado que el santo.
Soy tronco de mí mismo, mas no quiero,
Ejemplar de amaranto,
Lleno de humor, pero de amor no tanto.
Aquí, sur fragoroso tiene el viento
La corriente encendida;
La cigarra su justo monumento,
La avista su manida.
¡Aquí vuelve a empezar!, eva, la vida.
Poema "Los ojos de los niños" de J. Cesar
Te invito ahora a que te mires
en los ojos de los niños
y a que entres a través de ellos
como si de puertas mágicas se tratara,
para hacer una visita a su mundo,
el mundo del que un día huiste
sin saber que huías de ti mismo.
Entramos pues y ¡qué vemos!:
¡Oh maravillas de maravillas!
todo brilla
con un brillo diferente.
Los árboles caminan,
vuela la gente,
como veis, todos los versos riman
de repente.
El viento baila en las hojas y en las flores,
los animales hablan,
las bombillas por la noche
son estrellas de colores.
En este mundo de colores
no hay países ni fronteras,
el partido de los Reyes Magos
es el más votado
y con mucha diferencia.
En este mundo no hay tiempo ni calendario,
siempre es Navidad
o siempre es cumpleaños.
Nunca hay que ir a trabajar
porque sólo existen los domingos y las fiestas.
En este mundo hecho de risa e inocencia
no existen las preguntas
porque se tienen todas las respuestas.¡Ay!...
pero algún día, alguien te ofreció
una manzana envenenada
o un plato de lentejas
y te dijo aquello de “si quieres las tomas...”,
y tú decidiste comértelas
y vender todos tus sueños
y al hacerlo, cambiaste
todos los finales de los cuentos.
Algún día tuvo que ser
cuando Blanca Nieves olvidó a los enanitos
y cambió a su príncipe azul
por un funcionario barrigón.
Peter Pan se hizo ejecutivo
y ahora sólo vuela metido en un avión.
La Bella Durmiente sigue durmiendo.
Cenicienta apoyada en la fregona
aún espera que alguien
se digne devolverle el zapato.
Pulgarcito se ha hecho muy mayor,
el Patito Feo sigue siendo pato,
y el lobo continúa fingiendo que es la abueleita
para seguir engañándote mejor.
Ya no hay besos de amor en la última viñeta,
no hay princesas que rescatar,
esclavos que liberar,
sueños que soñar.
Cambiaste la lámpara de Aladino
que te hubiera concedido todo el Universo
por un salario fijo al mes
y por tardes de domingo frente al televisor
o frente al cine.
Renunciaste a todos los versos
y los cambiaste por chistes.
Miraste un día al cielo
por unos prismáticos puestos del revés
y te pareció demasiado lejano y pequeño
como para hacer el esfuerzo
de alargar la mano y tocarlo.
Decidiste pedir protección
a las casas de seguros
en vez de al Ángel de la Guarda
que siempre estuvo contigo,
y ahora puede que el futuro
lo tenga asegurado,
pero vives con el alma en vilo
porque sabes muy bien que el presente
lo has perdido.
Pero afortunadamente,
el hecho de que tú hayas decidido
vivir fuera del Paraíso
no lo ha hecho desaparecer.
Y Dios sigue existiendo
aunque tú lo hayas matado en tu mente.
Y aunque tú ahora sólo leas el periódico.
los cuentos de hadas siguen terminando
en besos, bodas y banquetes.
Y aunque llames “fantasía”
al mundo de los niños,
yo te digo que su mundo es mucho más real
que la película de terror que alquilaste
para ponerla en el vídeo de tu vida.
Pero llegó el momento crucial y maravilloso
de revelarte el secreto:
el niño que tú fuiste, que creíste matar
no está muerto.
Sólo duerme en la cuna de tu corazón
y un ángel vela su sueño
esperando el final de tu olvido.
¿No te alegra saber que la posibilidad existe,
que no estás del todo perdido?
Pero cómo lograr recordar – me preguntas –
¿dónde está el carcelero que abra la celda?
¿dónde está el balón, los patines
y la casa de muñecas...?
¿dónde la lima para redondear mi corazón?
¿dónde están las salidas?
¿dónde están las entradas?
¿dónde están las puertas?
Y yo te repito:
para todas tus preguntas
en los ojos de los niños están escritas
todas las respuestas.
Los ojos del los niños ¡son las puertas!
Poema "Aleluya, la reiterativa Navidad" de Jorge E. Gómez Arias
Bandadas de pájaros trazan caminos espaciales
buscando rutas hacia el poniente lejano
donde se perciben rayos de días de verano
que traen sensación de notas musicales.
Vientos susurrantes componen una canción a la vida
y los seres quieren alegrarse en la intimidad
porque ha llegado la bulliciosa Navidad
en la que aun la aflicción quiere ocultar sus heridas.
Un árbol inmenso adornado de guirnaldas toca las nubes;
desafiando el tiempo, el espacio y las limitaciones humanas
invita al mundo con intermitentes luces y sonidos de campanas
a olvidar por una noche sus angustias e inquietudes.
Los niños como mariposas revolotean incansables
alrededor de un dulce, un juguete o una sorpresa:
esperan ansiosos su prometido regalo de Nochebuena,
aunque sea una migaja de pan o un cuento de bellos paisajes.
Brindemos por la tierna, esquiva felicidad,
a pesar de que sintamos nostalgia por los ausentes
que desde alguna parte nos recordarán,
deseando que el futuro sea mejor que el presente.
¡Aleluya, la reiterativa Navidad!